Me sentía absorbida. Completamente absorbida y abstraída y ensimismada.
Me molestaba observar y que todos los árboles estén inclinados.
Su voz se había apoderado de mi, quería evitarlo, intenté evitarlo durante todo el tiempo que pude.
Estaba, estoy, completamente atrapada y zucumbida por su irrefutable belleza.
Pocas veces se contempla algo parecido.
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